sábado, 12 de octubre de 2019

Como si fuera el último

No escribo casi dos semanas porque he estado malito (Si pe’, me engrío solo, que me queda… Malditos, ni preguntan). Bueno, malito no, malísimo… la verdad que muy pocas veces me he sentido tan mal como esta vez. No fue precisamente por la quimio, pero sin duda influye. Fue un resfrío, mezclado con sinusitis, que me tumbó a la cama, nivel #QuieroAmiMami. 

Pero esa historia la dejaré para el siguiente post, prefiero empezar por lo bonito y “curioso” que me pasó este jueves 11 de octubre (Como les dije, mi otro mes especial https://kikin-rispa.blogspot.com/2017/10/me-voy-pero-volvere-tu-sabras-cristo.html), luego de todos estos días de sentirme fatal. 

Fui a la oficina en donde debían hacerme la toma de huellas para la renovación de mi visa, trámite que ha demorado sus varios meses (Historia que será contada mucho más adelante, pero no en el blog, sino en mi quinto libro… ¡Quinto dije! Ustedes están de ida yo ya veraneo allá jajaja)

Como estaba ligeramente mejor pero no bien, y este lugar queda bastante lejos de donde vivo, tuve que hacer un tramo en taxi, otro en metro, y cuando se suponía que debía tomar el otro metro, preferí salir y tomar otro taxi, para asegurar llegar a tiempo. Claro que salí con bastante tiempo anticipado pero como dije, como no me sentía aún bien, tenía que caminar despacio para no agitarme tanto. En fin, finalmente llegué 10 minutos antes de mi hora, entré, y me senté a esperar turno. 

El primer tramo de espera era afuera sentado, pero ya el segundo que era dentro, había que hacer cola de pie, y habría 25 personas delante de mí. Empecé a mirar a todos lados para ver cuántas personas estaban atendiendo mi grupo (Habían muchas personas haciendo diferentes trámites). Miré a la derecha, había un par de oficiales atendiendo; mire a la izquierda, lo mismo (Había varios puestos vacíos). Pero justo se desocupó una oficial y cruzamos miradas, en pocos segundos me volvió a mirar e imagino que al notar que estaba con el bastón, me llamó.

Pausadamente me acerqué a su sitio, dejé mi bastón a un lado y me senté. Y aquí empieza lo “curioso”. Ni bien me siento me preguntó qué me había pasado. Si bien es una pregunta frecuente, la mayoría no lo hace, y menos de buenas a primeras. Lo más gracioso fue mi respuesta. Le dije que había tenido un tumor cancerígeno. Digo que es gracioso porque ya hace mucho tiempo mi respuesta automática es simplemente decir que uso una prótesis. Es una forma de responder pero sin entrar en tanto detalle. Pero esta vez no, dije que había tenido un tumor, lo cual de inmediato me llamó la atención. La tercera curiosidad que me preguntó si había sido al hueso, lo cual fue así. Le dije que había sido un sarcoma. Me preguntó si ya estaba bien y le dije que seguía en la lucha, que estaba en quimio y que luego me iban a operar. 

La conversación no paró en todo momento del trámite… es más, creo que me habré demorado el doble de tiempo por ello. Pero fue bonito. Empezó contándome de personas cercanos que le había tenido cáncer, algunas seguían con vida, otras no. Que lo importante no es lo que tienes porque finalmente no te llevas nada, sino de aprovechar al máximo cada cosa que haces en la vida, hoy, en el presente; se trata de vivir cada momento como si fuera el último.

En plena conversación una persona se acercó a saludarla. No la vi llegar pues obvio se acercó por detrás de mí. Cuando volteo, era una monja. La oficial le pidió que rece por Enrique, ella aceptó gustosa, obviamente. Cruzaron unas cuantas palabras hasta que otra monja se acercó a llevarse a la primera. Cuando se fueron, la oficial me preguntó si yo era creyente, y le dije que sí. Me dijo que tenía algo para mí.

Mientras abría su cartera, me iba contando que las monjitas que se acababan de ir, siempre andan por ahí, y que le habían regalado algo, y que me quería dar ese algo. Lo sacó de la cartera. Era un tipo de “escapulario” (En Perú entendemos eso como otro tipo de objeto, pero en fin, la descripción es lo de menos). Me lo enseñó. Era la imagen del corazón de Jesús, y del otro la Virgen María. Y sin más, me lo regaló. Finalmente terminamos el trámite, me dijo que todo estaba bien, y que nos veíamos en un mes para recoger mi tarjeta. 

Salí de ahí con una sensación extraña, entre la sorpresa de lo que había pasado, el alivio del por fin haber hecho el trámite y la paz que me dio el haber conversado con ella. Los días previos a esta cita fueron lo peor de todo mi resfrío, y estaba al borde del colapso (https://kikin-rispa.blogspot.com/2019/06/estoy-harto.html), y sin duda este hecho que no es coincidencia, me hizo recobrar la tranquilidad que estaba a punto de perder. Desde ese momento, empecé a mejorar. 



¡He dicho! 


No pierdas la fe.- Nunca su majestad; que se hagan sus planes, no los míos. 


Kikín Rispa
kikinrispa@gmail.com
https://www.gofundme.com/Beyond-cancer-disability-kikin
Supernova 
(12 de octubre del 2019)

5 comentarios:

  1. Pues que bien te vino esa charla y ese regalo de la señora. Si tu crees con fuerza todo se arregla y sigue su curso normal. Nosotros somos poco creyentes pero si creemos en las personas que nos rodean sean amigos o familiares o conocidos de muchos años que no llegan a fijarse como amistades del todo, per si te mandan energía positiva de muchas formas y todo es válido si tiene un fin bueno de fondo. Nos alegramos que estés mejor y sigue campeón que tú mereces todo lo bueno de este mundo. Ánimo Kikin te llevamos en nuestros corazones y pensar cientos. Besos y abrazote Julia y Eladio 🏸💪🤗😗💑

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  2. He querido decir al final en nuestro pensamiento, estos teclados a veces escriben lo que quieren. Lo dicho 👍💪🙋‍♀️🙋‍♂️🏸😘😘😘Eladio y Julia

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  3. Linda historia sonrisas Rispa :) . Es un mes sería lindo que le lleves uno de tus libros y así sepa más del lindo luchador que eres. Besos, Nane

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  4. Es una linda señal que Jesús y la Virgen están contigo te protegen y te seguirán dando toda la fortaleza del mundo.Eres un ejemplo a seguir Kikin.

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Siempre es buen recibir comentarios... ayudan a seguir mejorando y a continuar escribiendo. ¡GRACIAS!