Los dos últimos posts hablé sobre el amor de madre, tanto de las que llevan a sus hijos en el vientre, como las que los llevan en el corazón (http://kikin-rispa.blogspot.com/2015/02/amor-de-madre-donante.html).
¿Habrá otro amor más grande que ese? Humanamente hablando (o sea, sin contar el amor de Dios), yo creo que no lo hay, con las disculpas y con todo respeto al amor de padre, que siendo diferente está cerca… pero no es lo mismo.
A lo largo de mi no tan corta ni tan larga vida he aprendido sobre otro tipo de amor que puede ser casi tan fuerte como el de madre o padre, pero guarda un misterio celoso en su origen, ya que en este caso no hay ningún vínculo ni carnal ni espiritual en él; a menos que quieras creer en las palabras bíblicas que dicen: “ama a tu prójimo como a ti mismo” (http://kikin-rispa.blogspot.com/2012/08/2-de-7-respeto-yo-primero.html)
Así es, el amor al prójimo, al extraño, al desconocido, al ajeno, es un amor como pocos pues siempre es más fácil amar a los que te quieren, a los que conoces, a los que tienes amistad o son familia… pero a los que no conoces, a veces ni los miras.
Pero cuando superas esa barrera y estás dispuesto a abrir tu corazón a tu hermano desconocido, pero que es hermano humano, suceden cosas maravillosas, llenando el corazón de felicidad, casi casi como si en tu corazón hubiera una “lluvia de alegrías” (https://www.facebook.com/lluviadealegrias).
¿Y quiénes son estos jóvenes que aman a su prójimo sin conocerlos? Bueno, no necesito muchas líneas para explicar los maravillosos que son y lo maravilloso de su labor: Son pacientes del INEN (“hijos” de la madre donante que forman parte del equipo juvenil de "Donantes de Felicidad"; así los conocí). Este pequeño pero potente grupo de jóvenes entre 15 y 21 años tienen cáncer y están en tratamiento; pero a pesar de ello, tienen el enorme corazón de preocuparse por los demás, algunas veces inclusive antes que por ellos mismos.
¿Quieren saber lo que hacen? Bueno, no es difícil de deducir: Ayudan a otros jóvenes internados, sin importar si tienen más o menos que ellos, para que puedan salir adelante durante su tratamiento, ya sea ayudándolos a conseguir donaciones de sangre (con apoyo de la madre donante), con remedios suyos que se los pasan, o “simplemente” acompañándolos y haciéndolos reír y pasar un “buen rato” en medio del malestar y la tristeza, como lo hicieron el 14 de febrero, día de la amistad.
No contentos con eso, junto con "Donantes de Felicidad", van a hacer charlas a empresas para buscar donantes de sangre y de plaquetas, contando sus experiencias y la vital importancia de preocuparse por el prójimo.
¿Sorprendidos? Nuevamente, deberían. Estos chicos, en plena adolescencia, en lugar de estar disfrutando de sus estudios, yendo a juerguear, saliendo a pelotear, disfrutando del veranito; ellos tienen el coraje y el enorme corazón de hacer una pausa en plena tratamiento que ellos reciben para preocuparse de otros jóvenes y niños que están pasando por lo mismo.
Me saco el gorro porque no uso sombrero. Me pongo de pie en mi única pierna en señal de admiración. Boto las muletas para aplaudirlos estrepitosamente. Estos chicos no solo se merecen el reconocimiento y el cariño de todos nosotros porque lo que hacen, lo hacen muy pocos. Así no más la gente (o sea, ustedes) no dejan sus propios problemas por preocuparse de los problemas de otros, más aún si se trata del CÁNCER, mucho más aún si se trata de desconocidos de la vida, pero prójimos de corazón.
Chicos, ¡Ustedes han dicho!
Mójate en la lluvia.- Como verán en la última foto, estos increíbles chicos están recaudando fondos con las pulseras para ayudar a otros chicos, ni siquiera para ellos… Cáete con una gotita pe’… ¿Digo no? ¿Que son 5 so'?
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(05 de marzo del 2015)
¿Habrá otro amor más grande que ese? Humanamente hablando (o sea, sin contar el amor de Dios), yo creo que no lo hay, con las disculpas y con todo respeto al amor de padre, que siendo diferente está cerca… pero no es lo mismo.
A lo largo de mi no tan corta ni tan larga vida he aprendido sobre otro tipo de amor que puede ser casi tan fuerte como el de madre o padre, pero guarda un misterio celoso en su origen, ya que en este caso no hay ningún vínculo ni carnal ni espiritual en él; a menos que quieras creer en las palabras bíblicas que dicen: “ama a tu prójimo como a ti mismo” (http://kikin-rispa.blogspot.com/2012/08/2-de-7-respeto-yo-primero.html)
Así es, el amor al prójimo, al extraño, al desconocido, al ajeno, es un amor como pocos pues siempre es más fácil amar a los que te quieren, a los que conoces, a los que tienes amistad o son familia… pero a los que no conoces, a veces ni los miras.
Pero cuando superas esa barrera y estás dispuesto a abrir tu corazón a tu hermano desconocido, pero que es hermano humano, suceden cosas maravillosas, llenando el corazón de felicidad, casi casi como si en tu corazón hubiera una “lluvia de alegrías” (https://www.facebook.com/lluviadealegrias).
¿Y quiénes son estos jóvenes que aman a su prójimo sin conocerlos? Bueno, no necesito muchas líneas para explicar los maravillosos que son y lo maravilloso de su labor: Son pacientes del INEN (“hijos” de la madre donante que forman parte del equipo juvenil de "Donantes de Felicidad"; así los conocí). Este pequeño pero potente grupo de jóvenes entre 15 y 21 años tienen cáncer y están en tratamiento; pero a pesar de ello, tienen el enorme corazón de preocuparse por los demás, algunas veces inclusive antes que por ellos mismos.
¿Quieren saber lo que hacen? Bueno, no es difícil de deducir: Ayudan a otros jóvenes internados, sin importar si tienen más o menos que ellos, para que puedan salir adelante durante su tratamiento, ya sea ayudándolos a conseguir donaciones de sangre (con apoyo de la madre donante), con remedios suyos que se los pasan, o “simplemente” acompañándolos y haciéndolos reír y pasar un “buen rato” en medio del malestar y la tristeza, como lo hicieron el 14 de febrero, día de la amistad.
No contentos con eso, junto con "Donantes de Felicidad", van a hacer charlas a empresas para buscar donantes de sangre y de plaquetas, contando sus experiencias y la vital importancia de preocuparse por el prójimo.
¿Sorprendidos? Nuevamente, deberían. Estos chicos, en plena adolescencia, en lugar de estar disfrutando de sus estudios, yendo a juerguear, saliendo a pelotear, disfrutando del veranito; ellos tienen el coraje y el enorme corazón de hacer una pausa en plena tratamiento que ellos reciben para preocuparse de otros jóvenes y niños que están pasando por lo mismo.
Me saco el gorro porque no uso sombrero. Me pongo de pie en mi única pierna en señal de admiración. Boto las muletas para aplaudirlos estrepitosamente. Estos chicos no solo se merecen el reconocimiento y el cariño de todos nosotros porque lo que hacen, lo hacen muy pocos. Así no más la gente (o sea, ustedes) no dejan sus propios problemas por preocuparse de los problemas de otros, más aún si se trata del CÁNCER, mucho más aún si se trata de desconocidos de la vida, pero prójimos de corazón.
Chicos, ¡Ustedes han dicho!
Mójate en la lluvia.- Como verán en la última foto, estos increíbles chicos están recaudando fondos con las pulseras para ayudar a otros chicos, ni siquiera para ellos… Cáete con una gotita pe’… ¿Digo no? ¿Que son 5 so'?
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(05 de marzo del 2015)
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