No… no se dejen engañar por el título… no se trata de algún amigo que salió del closet (y eso que conozco varios jajaja) ni de ningún deschave de ese tipo #UnionCivilYa. Pero sí prometo que se van a sorprender al punto de lavarse los ojos por dentro.
Tengo que partir por aclarar algo importante: las redes sociales no son buenas ni malas, eso va a depender del uso que le demos (Como para todo en la vida). Entonces, si tratas de darle un uso productivo al “feis”, no dudo que va a tener consecuencias productivas y es justo lo que pasó en esta historia de madre e hija… y la trenza.
Una amiga estaba navegando por redes, entre viendo las cosas que Kikin hace (que son muchas) y buscando cosas relacionadas con su nueva aventura laboral sobre discapacidad. Su hija de 11 años estaba por ahí cerca. La mamá, absorta en su “investigación”, no se dio cuenta que su hija estaba observando lo que ella veía (Nota mental para todos los padres, ¿ven que importante es hacer cosas productivas en la compu? No saben cuándo sus hijos los estarán observando… que son más veces lo de que se imaginan)
Llamada por la curiosidad empezó a preguntar cosas a su mamá sobre mí y mi blog, contándole así sobre lo que me pasó y los varios proyectos que tengo. La conversación fue avanzando sobre el tema del cáncer, pasando por las donaciones de sangre (https://www.facebook.com/pages/Donantes-de-Felicidad/405048656293833) y aterrizando sobre las condiciones físicas en que la quimio te deja durante el tratamiento: flaca y sin pelo.
Mientras seguía la conversación, de un momento a otro la hija, muy seria y convencida de lo que decía, le preguntó a su mamá: “¿Yo puedo donar mi cabello?”. A lo cual su mamá tuvo la primera respuesta lógica ante este comentario: “¿Es en serio?”. Para su asombro, la hija insistió: “Sí mamá, quiero donar mi cabello.”
A pesar de las intrigas de la mamá y de las dudas sobre la decisión de su hija (pues su cabello bordeaba la cintura y estaba perfectamente cuidado), fue absorbida por su tranquilidad y confianza, terminando por responderle: “claro que sí hija, no hay problema”
Casi increíble fue la réplica de la pequeña: “mamá, vamos ahorita”. Segunda cachetada para la mamá quién no podía salir de su asombro… su hija estaba totalmente convencida de lo que quería hacer y encima, hacerlo ya. Nuevamente la madre entendió que en este tipo de cosas no vale la pena buscarle los tres pies al gato y simplemente “dejarse llevar” por el impulso (o iluminación, como quieran verlo), así que sabiamente accedió al pedido.
Quince minutos después estaban en la peluquería. Cuando la peluquera los atiende, la mamá le explicó que debía hacerle una trenza y cortarla arriba de los hombros (como decían las indicaciones para hacer donación de cabello y que había leído antes de ir). La peluquera opuso resistencia pues el cabello de la hija estaba “divine”. Por supuesto que la explicación la dio la hija: “Lo que pasa es que tiene que ser así porque voy a donar mi cabello para los niños con cáncer”
Silencio. Absolutamente todas las personas de la peluquería enmudecieron y voltearon a mirar, totalmente asombrados, a esa pequeña de 11 años que decidió que le corten su lindo cabello para donarlo. La peluquera, un tanto movida por la respuesta, le dijo a la madre: “tu hija tiene un gran corazón”. Y procedió a cortárselo.
Días después la niña, acompañada de su mamá, llevó su trenza al INEN.
Efectivamente esta niña tiene un gran corazón, mucho más allá de lo que muchos adultos pudieran si quiera acercarse alguna vez. Para sus pocos 11 años esta pequeña me acaba de dar una gran lección de amor, de desinterés, de valentía (y espero que a ustedes también); al desprenderse de algo que es muy apreciado por las mujeres de cualquier edad. Sin embargo ella, sin ton ni son, fue capaz de “dejarlo ir”, por haber comprendido en su corazón que hay cosas más importantes en la vida, que hay personas que necesitan poco para sentirse mejor y que podemos darles ese poco y más, y que sin duda la plenitud de felicidad que uno puede sentir está en hacer algo bueno por los demás, con el único premio de tener esa satisfacción palpitante en el corazón.
¡Mía, tú has dicho!
De tal palo.- tal astilla… Si ella es así, no es gratis… es porque ha aprendido de la mejor maestra de todas… su mamá. Siéntete orgullosa de tu hija y también de ti misma por haber criado una persona tan hermosa de corazón.
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(27 de Mayo del 2015)
Tengo que partir por aclarar algo importante: las redes sociales no son buenas ni malas, eso va a depender del uso que le demos (Como para todo en la vida). Entonces, si tratas de darle un uso productivo al “feis”, no dudo que va a tener consecuencias productivas y es justo lo que pasó en esta historia de madre e hija… y la trenza.
Una amiga estaba navegando por redes, entre viendo las cosas que Kikin hace (que son muchas) y buscando cosas relacionadas con su nueva aventura laboral sobre discapacidad. Su hija de 11 años estaba por ahí cerca. La mamá, absorta en su “investigación”, no se dio cuenta que su hija estaba observando lo que ella veía (Nota mental para todos los padres, ¿ven que importante es hacer cosas productivas en la compu? No saben cuándo sus hijos los estarán observando… que son más veces lo de que se imaginan)
Llamada por la curiosidad empezó a preguntar cosas a su mamá sobre mí y mi blog, contándole así sobre lo que me pasó y los varios proyectos que tengo. La conversación fue avanzando sobre el tema del cáncer, pasando por las donaciones de sangre (https://www.facebook.com/pages/Donantes-de-Felicidad/405048656293833) y aterrizando sobre las condiciones físicas en que la quimio te deja durante el tratamiento: flaca y sin pelo.
Mientras seguía la conversación, de un momento a otro la hija, muy seria y convencida de lo que decía, le preguntó a su mamá: “¿Yo puedo donar mi cabello?”. A lo cual su mamá tuvo la primera respuesta lógica ante este comentario: “¿Es en serio?”. Para su asombro, la hija insistió: “Sí mamá, quiero donar mi cabello.”
A pesar de las intrigas de la mamá y de las dudas sobre la decisión de su hija (pues su cabello bordeaba la cintura y estaba perfectamente cuidado), fue absorbida por su tranquilidad y confianza, terminando por responderle: “claro que sí hija, no hay problema”
Casi increíble fue la réplica de la pequeña: “mamá, vamos ahorita”. Segunda cachetada para la mamá quién no podía salir de su asombro… su hija estaba totalmente convencida de lo que quería hacer y encima, hacerlo ya. Nuevamente la madre entendió que en este tipo de cosas no vale la pena buscarle los tres pies al gato y simplemente “dejarse llevar” por el impulso (o iluminación, como quieran verlo), así que sabiamente accedió al pedido.
Quince minutos después estaban en la peluquería. Cuando la peluquera los atiende, la mamá le explicó que debía hacerle una trenza y cortarla arriba de los hombros (como decían las indicaciones para hacer donación de cabello y que había leído antes de ir). La peluquera opuso resistencia pues el cabello de la hija estaba “divine”. Por supuesto que la explicación la dio la hija: “Lo que pasa es que tiene que ser así porque voy a donar mi cabello para los niños con cáncer”
Silencio. Absolutamente todas las personas de la peluquería enmudecieron y voltearon a mirar, totalmente asombrados, a esa pequeña de 11 años que decidió que le corten su lindo cabello para donarlo. La peluquera, un tanto movida por la respuesta, le dijo a la madre: “tu hija tiene un gran corazón”. Y procedió a cortárselo.
Días después la niña, acompañada de su mamá, llevó su trenza al INEN.
Efectivamente esta niña tiene un gran corazón, mucho más allá de lo que muchos adultos pudieran si quiera acercarse alguna vez. Para sus pocos 11 años esta pequeña me acaba de dar una gran lección de amor, de desinterés, de valentía (y espero que a ustedes también); al desprenderse de algo que es muy apreciado por las mujeres de cualquier edad. Sin embargo ella, sin ton ni son, fue capaz de “dejarlo ir”, por haber comprendido en su corazón que hay cosas más importantes en la vida, que hay personas que necesitan poco para sentirse mejor y que podemos darles ese poco y más, y que sin duda la plenitud de felicidad que uno puede sentir está en hacer algo bueno por los demás, con el único premio de tener esa satisfacción palpitante en el corazón.
¡Mía, tú has dicho!
De tal palo.- tal astilla… Si ella es así, no es gratis… es porque ha aprendido de la mejor maestra de todas… su mamá. Siéntete orgullosa de tu hija y también de ti misma por haber criado una persona tan hermosa de corazón.
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(27 de Mayo del 2015)
Es una cadena de amor Rispa, nos permites ver mas allá de lo que pueden ver los ojos, tu ejemplo de vida tu perseverancia y tu alegría de vivir es impresionante, y que bueno saber que no solamente llegas a los corazones de los adultos sino también de los niños y que así como Mía que admira tu vida y como superaste lo del cáncer, estoy segura que van a ser mas eslabones cada día. Que Dios te Bendiga Rispa !! Y a cada ser humano niño o adulto que pueda regalar su tiempo para dar una sonrisa, un abrazo, un Te Quiero y plasmar una esperanza.
ResponderEliminarEs verdad Kikin!... hace 1 año también doné mi cabello para la amiguita de mi hija (una niña e 8 años con cáncer en el cerebro... ese es otro tema, que podemos conversar tomando un café) y de verdad la satisfacción de poder ayudar de alguna manera es increíble... mi hija hizo una campaña para recaudar fondos para su amiga "vendiendo " sus dibujitos y dando las gracias por la colaboración... definitivamente se debe crear conciencia y poder sensibilizar a la gente para hacer este tipo de cosas... Cheché
ResponderEliminarAdmirable !!! Gracias pequeña me das una gran leccion de amor , entrega y desprendimiento ,Dios te bendiga siempre.
ResponderEliminarY para tu mami como dice Kikin " si ella es asi no es de gratis " . Felicidades para ti hermosa mujer que eres luz en tu hogar . Besos.