Quiero dedicarle varias líneas a una frase muy recurrente que no solo he escuchado en vivo y en directo sino que muchas veces, distintas personas, me han contado que la han dicho o que se las han dicho. Pero más allá de decirla o escucharla, el problema serio va por el lado de creérsela.
Esta frase debería estar dentro de la categoría de mentiras universales que todo el mundo sabe que son mentira, tipo “mañana te pago”, “dos (chelas) más, y nos vamos”, “jefe (policía), solo fue un traguito”, “la puntita no más”, “te juro que eres el primero” (Jaaa), “tengo una reunión de trabajo, voy a llegar tarde a la casa”, “el lunes empiezo la dieta”, “me olvidé pasar por el cajero, no tengo efectivo”, “nosotros lo llamaremos”, “papa, mi mamá me dio permiso”, “voy a comprar a la esquina”, entre otras tantas.
Esta frase, a diferencia de las fases mencionadas, tiene una pizca de honestidad pues normalmente la persona que lo dice está convencid@ de que es verdad. Tiene una gran dosis de buena voluntad y hasta una fuerte convicción de querer cumplirlo a como dé lugar sin embargo la pura verdad es que sus cimientos no son sólidos y el motivo real está desubicado.
Es por amor que una de las partes dice esta frase y por el mismo amor, la otra parte la cree y se aferra a ella como el más lindo y fuerte juramento de amor eterno, pero todos sabemos que cuando estamos enamorados se rompe el diálogo entre la razón y el sentimiento, y procesamos la información con el corazón en lugar de con el cerebro, al punto que vemos lo que queremos ver. No digo que no haya que creer en lo que nos promete nuestra pareja, así debería de ser, actuando de buena fe, pero hay que asegurarse que no son solo palabras que se lleva el viento.
Agárrense por favor, no le vaya a chocar a la gente que ha creído o sigue creyendo en esto. Les presento a la frase ganadora (y más potente) de las mentiras universales: “Te juro que… POR TI VOY A CAMBIAR”.
“Pucha Kikin, que exagerado, estaba pensando que ibas a decir otra cosa, no es para tanto, cuántas veces he pasado por eso, lo he dicho y me lo han dicho, ¿Qué tiene de malo?”. Ay ay ay, inocente palomita que te dejaste engañar… Si piensas así seguramente en esas relaciones estabas esperando que tu pareja cambie (o tú cambiarl@) pero más allá de algunos “descansos” (normalmente luego del “por ti voy a cambiar”), al final volvían a lo mismo… ¿o no? Ponte a pensar, mueve tu neurona y seguramente te darás cuenta de que en una relación en donde aparece esta frase, sigues esperado ese cambio, nunca llegó o si llegó, costo lágrimas de sangre.
¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta? Me ha pasado, por eso he aprendido; pero hay gente que le pasa y no aprende… ¿Ilusos?, ¿buena fe?, ¿se estupidizan?, yo no tengo la respuesta, cada uno es dueño de sus historias y podría llegar a sus propias conclusiones, pero la verdad es que como nos esforzamos en tratar de olvidar y dejar atrás lo pasado (http://kikin-rispa.blogspot.com/2013/05/san-kikin-de-porres.html), no hacemos un buen análisis de los pros y contras de nuestras relaciones para poder aprender y estar mejor preparados para la que sigue.
Sana tus heridas, vive en paz con tus historias pasadas y aprende de tus errores. Cuando lo consigas, seguramente vas a entender que es la mentira universal más grande de todas el pretender cambiar por alguien más. Si vas a cambiar, hazlo por ti, porque te das cuenta que lo necesitas, no por otros. ¿Acaso no has superado la etapa del colegio en que estudiabas para que tus papás estén orgullosos de ti? Gracias a Dios (literalmente), en cuarto de media, entendí que mis logros escolares y universitarios no iban a beneficiar a mis papas, ni a mis profesores, ni a nadie; solo a mí. Así que desde ese momento cada buena nota era un triunfo personal que compartía con mis papás, no al revés. Esa lección de vida me ha servido muchísimo y miren como son las cosas, hasta para mis relaciones de pareja lo he podido aplicar con mucho éxito (aunque también con mucho dolor)
El aprender desde el colegio que “soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma" (poema de William Ernest Henley), sumado al resumen de los 10 mandamientos, “ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo” (frase nada más que del maestro de maestros, Jesús); me ha servido durante toda mi vida para muchas cosas y ésta es una de ellas.
YO me hago responsable de MI vida. YO me hago responsable de MIS actos. YO asumo las consecuencias de MIS errores y de MIS aciertos. YO decido sobre las personas que quiero y que no quiero en MI vida. YO me propongo generar en cambio en MI persona si creo que va a ser útil y beneficioso para MI y las personas que me rodean. Por MI y para MI, no por alguien más.
Lamentablemente mucha gente no aprende esta gran y útil verdad. Vivimos echándoles la culpa a los papás cuando tenemos traumas de adultos, al profesor cuando jalamos un curso, al jefe cuando tenemos mucho trabajo, a nuestra pareja cuando la relación no avanza, a nuestros hijos cuando no nos hacen caso… y el círculo vicioso continúa. Todos tiene la culpa menos nosotros. Somos tan tontos que vivimos acusando a los demás por lo que nos sale mal cuando todos y cada uno de nosotros tenemos el poder en nuestras manos de hacer que nuestra vida sea mejor, que esté rodeada de paz, que esté llena de bendiciones, inclusive dentro de las “desgracias”.
Confundimos motivo con motivación: Al aprender a ser los dueños de nuestra vida, aprendemos que todo lo que consigamos por y para nosotros mismos se va a ver reflejado en aquellos a quienes queremos. Ese es el motivo. Y en el camino encontramos gente que nos inspira, gente que nos llena el espíritu de amor y bondad, y elegimos que esa persona entre a nuestra vida. Esa es la motivación. ¡No lo confundas! No conviertas a la persona que te ama en tu motivo porque la otra persona lo va a aceptar, por amor, y no se va a dar cuenta de que te está haciendo un daño enorme.
Así que si tú no eres dueño de tu destino, de tus actos, de tus decisiones, de tus sentimientos; no esperes encontrar en otra persona la respuesta a todas tus dudas o que se convierta en tu salvador y te ayude a cambiar, eso siempre va a depender única y exclusivamente de ti. No conviertas a tu pareja en cómplice de tu dependencia, hazlo parte de tu vida como motivación para tu interdependencia.
He dicho!
500 veces 20.- A los que leyeron esa publicación (http://kikin-rispa.blogspot.com/2012/10/500-veces-20.html) y no entendieron ni michi, tal vez con la publicación de hoy entiendan un poco mejor por donde va la cosa… y tú también.
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(13 de Mayo del 2013)
Esta frase debería estar dentro de la categoría de mentiras universales que todo el mundo sabe que son mentira, tipo “mañana te pago”, “dos (chelas) más, y nos vamos”, “jefe (policía), solo fue un traguito”, “la puntita no más”, “te juro que eres el primero” (Jaaa), “tengo una reunión de trabajo, voy a llegar tarde a la casa”, “el lunes empiezo la dieta”, “me olvidé pasar por el cajero, no tengo efectivo”, “nosotros lo llamaremos”, “papa, mi mamá me dio permiso”, “voy a comprar a la esquina”, entre otras tantas.
Esta frase, a diferencia de las fases mencionadas, tiene una pizca de honestidad pues normalmente la persona que lo dice está convencid@ de que es verdad. Tiene una gran dosis de buena voluntad y hasta una fuerte convicción de querer cumplirlo a como dé lugar sin embargo la pura verdad es que sus cimientos no son sólidos y el motivo real está desubicado.
Es por amor que una de las partes dice esta frase y por el mismo amor, la otra parte la cree y se aferra a ella como el más lindo y fuerte juramento de amor eterno, pero todos sabemos que cuando estamos enamorados se rompe el diálogo entre la razón y el sentimiento, y procesamos la información con el corazón en lugar de con el cerebro, al punto que vemos lo que queremos ver. No digo que no haya que creer en lo que nos promete nuestra pareja, así debería de ser, actuando de buena fe, pero hay que asegurarse que no son solo palabras que se lleva el viento.
Agárrense por favor, no le vaya a chocar a la gente que ha creído o sigue creyendo en esto. Les presento a la frase ganadora (y más potente) de las mentiras universales: “Te juro que… POR TI VOY A CAMBIAR”.
“Pucha Kikin, que exagerado, estaba pensando que ibas a decir otra cosa, no es para tanto, cuántas veces he pasado por eso, lo he dicho y me lo han dicho, ¿Qué tiene de malo?”. Ay ay ay, inocente palomita que te dejaste engañar… Si piensas así seguramente en esas relaciones estabas esperando que tu pareja cambie (o tú cambiarl@) pero más allá de algunos “descansos” (normalmente luego del “por ti voy a cambiar”), al final volvían a lo mismo… ¿o no? Ponte a pensar, mueve tu neurona y seguramente te darás cuenta de que en una relación en donde aparece esta frase, sigues esperado ese cambio, nunca llegó o si llegó, costo lágrimas de sangre.
¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta? Me ha pasado, por eso he aprendido; pero hay gente que le pasa y no aprende… ¿Ilusos?, ¿buena fe?, ¿se estupidizan?, yo no tengo la respuesta, cada uno es dueño de sus historias y podría llegar a sus propias conclusiones, pero la verdad es que como nos esforzamos en tratar de olvidar y dejar atrás lo pasado (http://kikin-rispa.blogspot.com/2013/05/san-kikin-de-porres.html), no hacemos un buen análisis de los pros y contras de nuestras relaciones para poder aprender y estar mejor preparados para la que sigue.
Sana tus heridas, vive en paz con tus historias pasadas y aprende de tus errores. Cuando lo consigas, seguramente vas a entender que es la mentira universal más grande de todas el pretender cambiar por alguien más. Si vas a cambiar, hazlo por ti, porque te das cuenta que lo necesitas, no por otros. ¿Acaso no has superado la etapa del colegio en que estudiabas para que tus papás estén orgullosos de ti? Gracias a Dios (literalmente), en cuarto de media, entendí que mis logros escolares y universitarios no iban a beneficiar a mis papas, ni a mis profesores, ni a nadie; solo a mí. Así que desde ese momento cada buena nota era un triunfo personal que compartía con mis papás, no al revés. Esa lección de vida me ha servido muchísimo y miren como son las cosas, hasta para mis relaciones de pareja lo he podido aplicar con mucho éxito (aunque también con mucho dolor)
El aprender desde el colegio que “soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma" (poema de William Ernest Henley), sumado al resumen de los 10 mandamientos, “ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo” (frase nada más que del maestro de maestros, Jesús); me ha servido durante toda mi vida para muchas cosas y ésta es una de ellas.
YO me hago responsable de MI vida. YO me hago responsable de MIS actos. YO asumo las consecuencias de MIS errores y de MIS aciertos. YO decido sobre las personas que quiero y que no quiero en MI vida. YO me propongo generar en cambio en MI persona si creo que va a ser útil y beneficioso para MI y las personas que me rodean. Por MI y para MI, no por alguien más.
Lamentablemente mucha gente no aprende esta gran y útil verdad. Vivimos echándoles la culpa a los papás cuando tenemos traumas de adultos, al profesor cuando jalamos un curso, al jefe cuando tenemos mucho trabajo, a nuestra pareja cuando la relación no avanza, a nuestros hijos cuando no nos hacen caso… y el círculo vicioso continúa. Todos tiene la culpa menos nosotros. Somos tan tontos que vivimos acusando a los demás por lo que nos sale mal cuando todos y cada uno de nosotros tenemos el poder en nuestras manos de hacer que nuestra vida sea mejor, que esté rodeada de paz, que esté llena de bendiciones, inclusive dentro de las “desgracias”.
Confundimos motivo con motivación: Al aprender a ser los dueños de nuestra vida, aprendemos que todo lo que consigamos por y para nosotros mismos se va a ver reflejado en aquellos a quienes queremos. Ese es el motivo. Y en el camino encontramos gente que nos inspira, gente que nos llena el espíritu de amor y bondad, y elegimos que esa persona entre a nuestra vida. Esa es la motivación. ¡No lo confundas! No conviertas a la persona que te ama en tu motivo porque la otra persona lo va a aceptar, por amor, y no se va a dar cuenta de que te está haciendo un daño enorme.
Así que si tú no eres dueño de tu destino, de tus actos, de tus decisiones, de tus sentimientos; no esperes encontrar en otra persona la respuesta a todas tus dudas o que se convierta en tu salvador y te ayude a cambiar, eso siempre va a depender única y exclusivamente de ti. No conviertas a tu pareja en cómplice de tu dependencia, hazlo parte de tu vida como motivación para tu interdependencia.
He dicho!
500 veces 20.- A los que leyeron esa publicación (http://kikin-rispa.blogspot.com/2012/10/500-veces-20.html) y no entendieron ni michi, tal vez con la publicación de hoy entiendan un poco mejor por donde va la cosa… y tú también.
Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(13 de Mayo del 2013)
Qué excelente post... en cada palabra hay una verdad. Creo que todos debemos amistarnos con nosotros mismos y entender que somos los único dueños de nuestro destino. Esa es la única forma de caminar derecho...
ResponderEliminarUn beso Kikin!
Asi es amiga, todo parte de uno mismo, modificamos nuestro entorno cuando nos conocemos bien y sabemos que queremos y a donde vamos.
EliminarBuena con la chiquita!
ResponderEliminarSaludos desde el bosque.
funciono...
EliminarNunca debemos de otra personas ..nuestra felididad comiensa en nosotros ..cada kien por su camino debemos amarnos a nosotros mismo
ResponderEliminar